Antonio de 46 años de edad se
siente agradecido porque su vida cambió después de aceptar a Cristo Jesús como
su salvador.
La vida de Antonio estaba ligada
a la delincuencia, drogas y la ira mientras estuvo viviendo en Caracas. No
quería saber nada de Dios, tenía muchas mujeres que lo buscaban por interés a
lo que era en ese momento de su vida, durante la adolescencia.
Aprendió de su Padre la
agresividad y la violencia doméstica, Antonio no pudo ayudar a su madre y esa mala
conducta aprendida la reprodujo con su primera pareja.
Dice que vivía en un mundo oscuro,
nadie se metía con él, ni le hablaban porque su ira lo hacía muy ofensivo con
cualquiera, verbal y físicamente
Era un ser tóxico para la familia
o quien estuviese con él; pero su vida cambio cuando aceptó a Jesucristo en su
vida.
“No fue un transformación
inmediata” dice Antonio. Cuenta que pasó tres meses a las puertas de una
iglesia; porque no quería entrar, y cuando entró no quería que nadie le hablará
mientras estuviera en el culto, se sentaba atrás, siempre de último. “Salía
corriendo cuando terminaba la predica los domingos”, recuerda.
En ese momento Antonio vivía en
Caracas hasta que le pidió a Cristo Jesús revolucionar su vida con una nueva
familia.
Dios lo escuchó y lo llevó a
vivir a 300 kilómetros de Caracas, en el municipio José Laurencio Silva, parroquia
Tucacas, del estado Falcón.
“No fue fácil” narró Antonio,
debía comenzar en un lugar alejado de su familia y no conocía a nadie. Le costó
levantarse; pero pudo hacerlo porque tuvo fe en Cristo Jesús, quien le dio
trabajo, una nueva casa, una esposa y dos hijos varones.
Ya normalizada su vida, Antonio
se congrega en una iglesia cercana de su hogar y trabaja como coordinador del
muelle Puerto El Medio, estacionamiento de lanchas cercano al Parque Nacional
Morrocoy.
La nueva familia de Antonio
asiste cada domingo para alabar a Dios; pero no solo va a culto también es un hombre
sin problemas de ira, colaborador y amante de Cristo Jesús. Los amigos de
trabajo lo llaman Varón, calificativo importante para él porque lo compromete
con Dios.
Dice que cada día lucha por darle
el sustento a su vida y agradece a Cristo Jesús haberlo alejado de la oscuridad.
Ahora vive en un hogar donde está Dios cuidándolo con su luz eterna.
Prensa El Cristiano
Foto: Referencial
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