Aquí es donde surge el asunto del fin del mundo.
Profecías
"Hay un segmento del cristianismo que piensa que la creación del Estado de Israel (en 1948) fue el cumplimiento de la profecía (del fin del mundo)", afirma el profesor Christopher Rollston, de la Universidad de Washington, EE.UU. "No sólo lo ven como algo bueno, sino como el cumplimiento de la profecía", agrega.
La idea fue popularizada en un libro que fue éxito de ventas llamado "La Agonía del Gran Planeta Tierra", publicado en 1970.
El libro del autor, el estadounidense Hal Lindsey, afirma que varios los eventos mundiales, incluida la creación de Israel, demostraban que la Biblia estaba en lo cierto.Para algunos cristianos, el libro de Lindsey valida sus creencias. Una de ellas es que el fin del mundo como lo conocemos, que la Biblia también predice, está cerca.
Evidentemente, esta idea es más antigua que Hal Lindsey, pero él ayudó a popularizarla. El libro vendió millones de copias.No todos los evangélicos comparten esta visión apocalíptica. Pero algunos sí, incluido un grupo llamado premilienialistas.
Ellos creen en una Gran Tribulación, que es un período de guerra y destrucción, antes de que regrese Cristo y lleguen 1.000 años de paz.
"Creen que habrá, al final, un apocalíptico fin de los tiempos", dice el profesor Rollston, de la Universidad de Washington. "Este fin tendrá la Batalla de Armagedón, la Marca de la Bestia, este tipo de cosas".
Premilenialismo
Entonces, ¿cuál es la relación entre el fin de los tiempos y el reconocimiento de Donald Trump de Jerusalén como capital de Israel? Al parecer, dice el profesor Rollston, esto surge de la creencia de que la creación de Israel fue presagiada en la Biblia.
"Cualquier cosa que apoye el moderno Estado de Israel, para ellos (los cristianos evangélicos) es algo bueno", afirma. "Esto no está comprobado con datos". El profesor Rollston asiste a una iglesia episcopal (anglicana), pero creció rodeado de evangélicos.
Cree que el premilenialismo es "poco convincente y una mala interpretación de la Biblia".
"Citan uno u otro texto", agrega. "Pero los citan totalmente fuera de contexto". El reverendo Johnnie Morre está de acuerdo en que algunos evangélicos tienen creencias premilenialistas.
Pero cree que son "un grupo muy, muy pequeño", cuya influencia se exagera."He visto todas esas historias", dice. "Los evangélicos quieren un Armagedón".
"Creo que se trata más de personas externas que sacan conclusiones sobre lo que los evangélicos realmente piensan".
Motivación política
Los evangélicos sí discutieron sobre Jerusalén en la Casa Blanca. Pero las discusiones, dice el reverendo Moore, fueron políticas, no teológicas.
"Los líderes saben de lo que hablan por experiencia", dice. "Siguen la política en la región, conocen a las figuras públicas, leen los periódicos, tienen opiniones informadas sobre política exterior", agrega.
"Fue una opinión geopolítica, más que teológica", aclara.
David Brog, director ejecutivo de Christians United for Israel (Cristianos Unidos por Israel), está de acuerdo con Moore.
"Existe un mito generalizado de que los cristianos apoyan a Israel para acelerar el Fin de los Tiempos", señala. "Eso simplemente no es verdad". "Cualquiera que entienda la teología de los cristianos pro Israel sabe que estos creen que no pueden hacer nada para cambiar la fecha del Fin de los Tiempos", asegura.
"Si no tienen poder para acelerar este día, su apoyo a Israel debe ser impulsado por otros motivos", sostiene. "En el caso de Jerusalén, apoyamos la decisión del presidente Trump porque es un acto de justicia histórica y un reconocimiento atrasado de la realidad moderna", concluye.
Ley de 1995
Al igual que David Brog, el reverendo Johnnie Moore cita razones no teológicas para apoyar la política de Trump.
La primera es que el Congreso aprobó una ley en 1995 que reconoce a Jerusalén como la capital de Israel, pero sucesivos presidentes la han suspendido por razones de seguridad nacional. "Esta es una ley que ha sido desafiada por los presidentes una y otra y otra vez", comenta. "Han desafiado un mandato del Congreso".
Moore también cree que EE.UU. no debería disputar qué ciudad elige un país como su capital.
"No imponemos a ninguna otra nación cuál tiene que ser su capital", dice. "Esto (Jerusalén) es la sede del gobierno del estado de Israel". En tercer lugar, no cree que la política de Trump pueda dañar el proceso de paz.
"Los palestinos se han referido a Jerusalén Estecomo la capital de un Estado palestino", señala. "Lo que implica que al menos Jerusalén Oeste va a ser la capital del estado israelí".
"Si lees todos los comentarios del presidente cuando hizo el anuncio, en realidad dijo que dependía de las partes (Israel y Palestina) decidir el futuro de Jerusalén", indica.
Incomprendidos
El reverendo Moore visitó Israel después del anuncio de Trump y se sentó con un mujtar (un líder árabe local) en el este de Jerusalén.
"El mujtar dijo: '¿Qué ha cambiado? Esta ha sido la capital de Israel. El gobierno de Israel está aquí. La Knesset (parlamento israelí) está aquí. El primer ministro de Israel está aquí'', cuenta. "Y él es un mujtar musulmán en el este de Jerusalén", añade.
(La opinión del mujtar está en desacuerdo con la de otros palestinos, y con la del mundo árabe en general, que protestaron contra la decisión del presidente Trump). El reverendo Moore está frustrado porque, en su opinión, la posición evangélica ha sido malinterpretada. Algunas personas no entienden su postura, lamenta. Pero algunos lo hacen y sin embargo eligen "disminuir la credibilidad de la comunidad evangélica".
"Somos personas normales", asegura. "Tenemos una visión moderna de las cosas".
"Hablamos con otras personas, somos pacificadores, somos constructores de puentes. No somos apocalípticos", dice.